[L]a narrativa de unidad y triunfo frente a los retos del siglo XX no ha dejado espacio para examinar las concesiones creativas que se requirieron. No es necesario poner en duda el antifascismo de Lázaro Cárdenas para admitir que su gobierno, al igual que el de su sucesor Manuel Ávila Camacho, mantuvieron canales de comunicación con el Eje después de la nacionalización del petróleo. Los pilotos del Escuadrón 201 podrían ser héroes nacionales, pero también fueron utilizados para que México asegurara que su influencia después de la segunda guerra fuera mayor que la que tuvo después de la primera, donde no luchó. Asimismo, durante la Guerra Fría más de un presidente mexicano fue señalado como agente de la CIA. (“Yo, hasta la fecha, no he podido sacarle un centavo a esa punta de cabrones”, le dijo Gustavo Díaz Ordaz a Ricardo Garibay, quien había aceptado dinero de alguien de quien sospechaba era un oficial de la agencia de inteligencia.) La lista es extensa en ironías y el punto no es que estas contradigan la historia oficial de la diplomacia mexicana. Al contrario, la nutren mostrando las sucias concesiones que permitían a México permanecer soberano ante la sombra del imperio del norte, la URSS –que tanto quiso a México como base de espionaje– o la Cuba revolucionaria. Que esos tres países quedaran contentos con el régimen del PRI es una hazaña casi única en el siglo XX, pero es algo que no se logra sin creatividad ni ironías. Como historia de las relaciones diplomáticas oficiales de México, este libro tiene un gran valor. Pero para profundizar nuestro conocimiento del tema, también se necesitará una historia menos diplomática de la diplomacia mexicana. Quizás cuando la autora deje el servicio diplomático tenga más historias para contar.
Wednesday, July 17, 2013
A Diplomatic History of Mexican Diplomacy
My review of Roberta Lajous Vargas's "Las relaciones exteriores de México (1821-2000)," is up at Letras Libres. I wrote in Spanish, so there's no English version to post here, but the basic argument is that this is a fine textbook but quite official. It doesn't get into cultural diplomacy, nor does it engage the ugly little compromises that made Mexican diplomacy possible. The section on the Porfiriato is very strong, but on the twentieth century:
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